“PORQUE
TE QUIERO, TE DIGO NO”
Las normas siguen siendo necesarias, a pesar de que muchas sean
arbitrarias. Los jóvenes exentos de todo tipo de norma u horario no se sienten
más libres, sino más solos.
Sucede que a veces, los hijos quieren ir demasiado deprisa y los
padres van demasiado lentos. Es necesario darse cuenta de los cambios en la
vida del adolescente y en su grado de madurez personal para adaptarse a ello,
ejercer de padres desde un rol más flexible y adulto, pero sin dejar la función
paterna.
Sigue siendo necesario pronunciarse. Expresar la opinión que
nos merece algo que plantean los chicos. Es preciso tomar postura y
responder. Renunciar al rol de amigos de los hijos, ya es bastante difícil
ejercer de padres y sostener esta posición.
Hay que tener en cuenta que dentro del papel del adolescente está (y
debe ser así) la oposición a cualquier tipo de norma o imposición.
Formas de rebelarse de los jóvenes:
- Pedir y pedir, a ver si por agotamiento, los padres ceden
- Polemizar, discutir, cuestionar y reclamar sus derechos
- A través de los actos, de los hechos consumados.
- Falsa sumisión. No plantear ningún problema de forma explícita, cumplir las normas de forma superficial, pero no avanzar en su responsabilidad como jóvenes.
Las dos primeras pueden ser más pesadas, pero menos peligrosas.
Actitudes paternas que
obstaculizan el dialogo y el cumplimiento de normas
- Cerrazón o postura autoritaria.
Cuando no se deja margen, las posturas que se generan son muy
extremas: o de rebeldía total o de sumisión. Y no olvidemos la enorme carga de
agresividad que se puede encerrar en el silencio y la pasividad.
- Creencia de que ya no es necesario pronunciarse porque ya son mayores.
Los procesos de desarrollo no son lineales, ni siempre hacia arriba.
Creer que los hijos no necesitan a sus padres es algo ingenuo, o algo cómodo.
Unos padres que se inhiben de su función están dejando un vacío en su hijo.
- Pretensión de ser amigo de los hijos.
Actitudes favorecedoras al
diálogo y el cumplimiento de normas.
- Abordar los temas conflictivos.
A veces, bajo el tema de los horarios late el verdadero tema de
discusión, sin que se explicite. Atreverse a hacerlo es muy importante, porque
lo que se habla, puede solucionarse.
Es necesario escuchar lo que el mismo joven manifiesta, tener sentido
de la oportunidad, advertir de los riesgos reales, no de nuestros miedos.
Advertir de los peligros, pero sin menospreciar la capacidad del joven de llegar a esta conclusión, estimular su propia
capacidad de cuidarse.
- No pensar que porque se haya hablado una vez, el tema está resuelto. Todos somos presa de la inercia y de la tendencia a la repetición.
- Que los temas difíciles no sean los únicos que se hablen
Psicóloga y Orientadora
Lectura recomendada:
Xavier Ametller: “Emprender el propio
camino (15-18 años)” Proyecto Editorial Crecer juntos. Editorial Síntesis
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